martes, 16 de agosto de 2011

23 grados

Son la diferencia entre dejar Madrid sudando la gota gorda con 36 grados y llegar a Bristol dos horas y media después con 13 graditos y ese calabobos que siempre tiene que caer cuando venimos en moto.

Eso si, tooodas esas niñas y niños taan monos que venían en el avión a estudiar ingles con pantalones ultraortos, sandalias y camisetas sin tirantes se tienen que estar acordando del hombre del tiempo de aquí, de allí y de la madre que parió a paneque.

El caso, que ya hemos vuelto.

Empezamos la detox SIN FALTA hoy mismo...tanta cata de mojito, de limoná y de sangría, entresijos y gallinejas, comiditas de la mama (a.k.a rabo de toro ligero, sopa de arroz con gambas y tomate, todos los langostinos del mundo y esos higos verdes que te dan ganas de chuparte los dedos hasta que se hagan muñones), esas tostas de gulas con ajo y guindilla, la cecina, el lomo, el queso de cabra, el de oveja fuerte, el queso roquefort...

Y lo que es peor....lo que nos hemos traído en la maleta!!!

Ains, como me gusta mi tierra! Y como echo de menos el calor.... :-(

1 comentario:

minafog dijo...

A tu hubby se le tienen que saltar las lágrimas de felicidad con esa comida cada vez que venís, a ti porque lo echarás de menos, pero él no lo lleva en el ADN!! jajajajajajaja
Seguro que a los pubertosos, como los llama una amiga mía profesora, no les importa mucho el tiempo con lo bien que se lo van a pasar, pero bueno, este calor cuando tienes que trabajar aquí y no estás de turismo no se lleva bien, de verdad...